El gato se desenrolló de la locura en la cual estaba sumergido, pero aún con sus ideas en mente, miro al humano y le susurro al oído, saldré a dar una vuelta, no me esperes, para eso tienes al perro.
El perro sintió que debía decir algo por ello dejo esa taza con té de calma que con tanto gusto estaba bebiendo, en una repisa lo más alejada de las manos del humano, no quería que el pobre humano se quemase, apagó el televisor, para que el humano no pudiera desconcentrarse, observó un instante al gato y tras ésto se aclaro la garganta y le dijo, gato podrías tener un poco más de sensibilidad con nuestro humano, mira como lo has dejado, mira sus ojos, han quedado inanimados tras oír tus palabras, mira su boca, tras ese susurro le has borrado la sonrisa, mira su cuerpo, tras saber que te ibas se ha desplomado. Para ti es solo un simple juguete, para mi es más que eso, míralo gato, él es como tú, él siente y ama como nosotros.
El gato saco de su bolsillo un poquito de soberbia, la deposito en un pan hecho de miedos sin sentido y le pegó un gran mordisco, lo saboreó un instante y con una expresión fría miro al perro y le dijo, esa cosa no puede ser como yo, ese es tu problema perro, eres tan sensible y tan débil. Ten cuidado puede que estas cosas algún día se aprovechen de ello y no vivas para contarlo, ellos no son nuestros amigos, son solo marionetas que se mueven a nuestra voluntad, seres extraños que están a nuestra disposición para hacer y deshacer, no te encariñes con ellos, seres tan perfectos como nosotros, no podemos caer tan bajo. Adiós humano, allí tienes al perro, de seguro él te cuidará bien mientras yo no estoy.
El gato se escabulló por una ventana y dejó una habitación sumida en la tristeza, el perro se cuestionaba por dentro, analizaba las palabras del gato, tratando de encontrar algo que pudiera usar a su favor, pero no encontraba nada, se decidió en no hacerle caso y seguir bebiendo su té, pero tras el primer sorbo supo que esa noche nada estaría bien, su té estaba frío y todos saben que cuando tu té de calma se enfría, la calma se disipa y deja paso a la desesperación y él lo había bebido, ésto unido a las palabras del gato y el humano que al verlo en este estado de desequilibrio, rompió a llorar. Se tomo las orejas con fuerza, se arranco algo de pelo y le gritó al humano que desapareciera de su vista. El humano corrió con fuerzas, pero algo en el perro había nacido al verlo tan desprotegido, la posible amenaza podía ser eliminada ahora mismo, sin problema alguno.
La locura había extendido su manto hasta el perro y ahora éste estaba sumergido en ella. El perro busco al humano con solo una idea en mente, matarlo, el perro buscaba al humano con desesperación, pero no lo hallaba por ninguna parte, de pronto apareció el gato desde las sombras, un espectador privilegiado de la escena y le dijo al perro ves como tenía razón, después de reírse en su cara, desapareció un instante y volvió con el humano entre sus garras, le dijo toma perro has con él lo que quieras, por ejemplo puedes matarlo si quieres, un problema menos ¿que piensas?
El perro, tenía al humano en frente y sus mandíbulas se estremecían por clavar sus colmillos en él. El humano callo rendido, arrodillado y llorando, sabía que era su fin, entonces el perro se dispuso a llevar a cabo lo que sus miedos le dictaban, sin pensarlo y bruscamente, tomo al humano con sus patas y lo puso en lo alto, solo necesitaba dejarlo caer y estaría en su boca, lo miro por ultima vez y dijo no puedo, no puedo matarlo, comenzó a llorar, arrepentido de como había actuado y puso sus patas junto al humano y lo abrazó, pero de improviso todo cambio y el humano de entre sus trapos, saco un frasco y se lo hizo beber al perro. El perro no entiendo como de un momento a otro, estaba en el suelo revolcándose de dolor, tampoco pudo entender como segundos más tarde, él mismo yacía muerto y asesinado por aquel humano, que había intentado defender.
El gato tras ésto huyó atemorizado al pueblo a correr la voz, un humano había sido capaz de actuar y pensar por si mismo. El humano por su parte aprovecho de huir, quien sabe a donde se dirigía. En su camino se topó con una sombra que lo detuvo un rato, que converso con él, que le dio comida y algo más.
Esa sombra no era más que la muerte, que en conjunto con la locura, habían puesto en marcha un plan macabro, entre la oscuridad se escucho como se reían a carcajadas por el fin de los buenos días, por el fin de la paz, entre las almas en pena, se escucho como brindaban con licor de desesperanza, uno de sus favoritos, por el comienzo de la guerra, el comienzo de una nueva era. El comienzo de otra historia, otra historia que tal vez algún día les cuente.